Más de mil diarios y periódicos surgieron en los diversos puntos del país durante los siglos XIX y XX. Desde los orígenes de la República, las elites locales difundieron la identidad de las provincias, además de defender los intereses locales frente a las autoridades capitalinas. Raúl Silva Castro hace mención acerca del periodismo en la Araucanía para las provincias de Cautín y Malleco en su libro Prensa y periodismo en Chile (1812 – 1956) donde destaca los siguientes:
Provincia de Malleco
El Malleco. Angol. Numero. 1, en 10 de marzo de 1877, hasta febrero de 1884
El historiador de Angol ,Víctor Sánchez Aguilera ha escrito sobre El Malleco: “Aunque los ficheros de la Biblioteca Nacional dicen que se editaron solo veinte números de este periódico, hasta el 21 de julio del año de su aparición, estamos en condiciones de afirmar que El Malleco, aunque en forma irregular aparecía aun en 1883. Sabemos, además, que aparecía en 1881 bajo la dirección de don Amador Ortiz. Tan irregular fue la aparición de este periódico, que no cumplió ni con la obligación legal de enviar ejemplares a la Biblioteca Nacional, que aun aparecía en 1884, hasta mediados de febrero, en que desapareci6 definitivamente debido al fallecimiento de don Juan de Dios 2° Cid, “brazo derecho” en la empresa, según El Eco del SUY. El señor Cid era escribano de la Gobernación” (Angol, la ciudad de los confines, p. 264).
El mismo historiador agrega que en la última etapa de su existencia El Malleco fue dirigido por don Fernando Ibarra, y dice:
“Pero cualesquiera que fueran la índole del periódico y la personalidad de su director. El Malleco nos proporciona interesantes detalles sobre el ambiente de la época. Su imprenta estaba instalada en calle Cañete (Vergara), “casa de don Gregorio 2° Veloso, cuadra y media hacia el sur de la Gobernación”, como lo decía su pie de imprenta.
“Se vendía el numero al precio de quince centavos, en circunstancias que la subscripción anual valía cinco pesos. Las informaciones de interés general se publicaban gratuitamente, pero las inserciones de carácter particular pagaban cuatro pesos por columna.
“El periódico da cuenta de muchos episodios de la guerra inacabable con los indios. El araucano acechaba aun con ojos felinos a su enemigo, el “huinca”, y es así como el 7 de abril (1877) se decía que el ciudadano Juan Alberto Barraza, mientras cuidaba dos animales a orillas del Malleco, próximas al puente, había sido cruzado por las lanzas de cuatro mapuches.
“Pocos días después daba cuenta de la aprehensión en Los Sauces, del indio llamado Pedro, de Vivadenco, “conocido por varios vecinos de ser uno de los bandidos más temidos en los años del 71 y 72, tiempos en que la provincia estaba en estado de asamblea”
“El Malleco recibía correspondencia de Santiago, con comentarios de los principales acontecimientos nacionales y mundiales” (Angol, la ciudad de los confines, p. 264-5).
El Eco del Sur. Angol. Núm. 1, en 11 de enero de 1883, hasta febrero de 1887
Refiriéndose a esta nueva publicación angolina, don Víctor Sánchez Aguilera escribe:
“La vida Lánguida e irregular del perecidito EI Malleco, sometida a los vaivenes de las luchas y rencillas políticas lugareñas, dio oportunidad para la aparición de un periodo en forma: El Eco del Sur, desde el 11 de enero de 1883. Su fundador y director fue don Dionisio Millán, persona que presó importantes servicios a la ciudad, no sólo desde las columnas periodísticas, sino en numerosas obras de progreso local.
“El Eco del Sur que aparecía en la mañana de los jueves y domingos, supo cumplir durante los años de su corta vida con los rectos propósitos enunciados en el primer número por su directos: “Respetará ideas políticas y religiosas. Tomaremos en ellas moderadamente nuestra parte y combatiremos con franqueza e hidalguía y sin amagues ni rodeos”. Era un periódico bastante noticioso y bien presentado en su impresión.
“El ultimo numero, 394, apareció el 19 de febrero de 1887. Casi repentinamente falleció, el 21 del mismo mes, fundador y mantenedor, señor Millán, que sólo pocos días antes había tomado participación muy activa en la fundación de la Cruz Roja, que se organizó ante el temor de la llegada del cólera.
“El mismo año 1883, 12 de agosto, apareció una hojita satírica de breve vida: El Cultrún, seguramente auspiciada e impresa por El Eco del Sur, ya que se vendió en su propia imprenta. El Cultrún trataba y rebatía en forma humorística y satírica ciertos comentarios insidiosos de El Malleco, de que no era posible hablar en las páginas serias y mesuradas de El Eco del Sur. No hay ejemplares de ese periódico en los archivos de la Biblioteca Nacional, por lo que no sabemos durante cuánto tiempo se público”. (Angol, la ciudad de los confines, p.291-2).
El Colono. Angol. Núm. 1, en 13 de diciembre de 1884, hasta el número 9551, e 10 de septiembre de 1938.
Este diario, que tuvo vasta repercusión en las regiones sureñas, fue fundado por un grupo de angolinos a quienes preocupaba la escasa duración que habían logrado los anteriores esfuerzos periodísticos regionales de que se ha venido dando cuenta. Refiriéndose a ello, don Víctor Sánchez Aguilera en su calidad de historiador de Angol dice lo que sigue:
“Para fundarlo, varios caballeros suscribieron la suma, a de dinero necesaria para encargar a Estados Unidos la prensa y materiales. Fueron ellos los señores Manuel Virginio Bunster, Manuel A. Cruz, Miguel Angel Urrutia, José Olegario Cortés, Leoncio Arce, Tomás Romero y Alejandro Larenas.
“Redactaron los primeros artículos, además de varios de los señores nombrados, Carlos Rowsell, Manuel A. Godomar, el corresponsal en Santiago don J. Arnaldo Márquez, Pedro Beriiales y Temistocles Conejeros M. Editorialista durante varios años fue el insigne periodista Miguel Angel Gargari, notable escritor festivo, que adquirió posteriormente en Santiago fama nacional con sus artículos firmados con el seudónimo de Nadir.
“A mediados del año 1886, ya en marcha regular el periódico, se confió su dirección a don Pedro Bernales.
“Su vocación periodística encontró acogida en las columnas de EI Malleco, hasta que nació a la vida El Colono, donde a su vez colaboraron las personas mis distinguidas de la ciudad y de la región. Cualesquiera que Sean las cuestiones que debamos tratar en El Colono, decía editorialmente, lo haremos siempre con la cultura debida a la sociedad, y con el respeto que nos merecen las personas y la tolerancia que debemos a las opiniones de los demás’ ’
“El Colono es hoy la mis rica fuente de información para estudiar la historia de Angol a contar desde 1885. Sus informaciones, tanto oficiales como particulares, en nada desmerecían de las de los mejores diarios nacionales de la Época. Cada número traía también algo del Perú, como si su dueño hubiera querido borrar las diferencias pasadas y hermanar de nuevo a los chilenos y peruanos.
A estas interesantes noticias debe agregarse que El Colono vio interrumpidas sus apariciones entre el 8 de mayo de 1931 y el 10 de enero de 1937, y que finalmente se publicó de nuevo hasta cesar definitivamente de aparecer el día 10 de septiembre de 1938.
Provincia de Cautín
El Cautín. Temuco. Num. 1, en 18 de mayo de 1887, hasta el numero 572, de 21 de diciembre de 1902.
Es la primera hoja periódica establecida en Temuco, la principal población de la frontera y capital de la provincia de Cautín. Su fundador fue don José Jesús Sepúlveda, nacido en Concepción y elevado por su propio esfuerzo a la categoría de editor de periódicos. Comenzó su labor en 1873 dando a luz en Concepción La Igualdad, y en seguida paso a Mulchén, en donde publico La Araucanía. Posteriormente, instalado en Temuco, que parecía la fundación de más porvenir en la frontera, se asoció con don José Enrique Bunster, quien le trajo de Europa la maquinaria de imprenta destinada a publicar El Cautín. El primer tipógrafo de este periódico, que comenzó como semanario y después llegó a publicarse dos veces a la semana, fue don Manuel J. Paredes Fariña.
El señor Sepúlveda falleció en 1889 y fue sucedido en las labores de El Cautín por su hijo homónimo, quien lo mantuvo hasta 1902. Estas informaciones proceden del artículo biográfico dedicado a Sepúlveda por don Hugo Gunckel en El Diario Austral de Temuco, 5 de marzo de 1948.
Por Andres Cárdenas